Foto Natalia Blanco

La Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos reunió a 4 mil personas de más de 20 países en Foz do Iguazú.

En la tarde del viernes (23/02), las organizaciones presentes en la Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos aprobaron la «Carta a los Pueblos por la Integración de América Latina y el Caribe». El documento resume las discusiones del evento y ofrece propuestas para avanzar en la integración de los pueblos de la región. La Jornada comenzó el jueves (22) y finalizó el sábado (24). En total, 4 mil personas de más de 20 países de la región participan en el evento.

«La unidad de nuestro pueblo y de sus organizaciones es fundamental para frenar a una extrema derecha que quiere destruir nuestras soberanías nacionales y populares para poner nuestros países al servicio del capital financiero internacional y sus empresas transnacionales», afirma un fragmento de la carta. Este tema fue uno de los principales temas debatidos en la actividad.

La Carta también expresó solidaridad con las Revoluciones en Cuba y Venezuela, además de denunciar la dominación colonial sobre Haití y el genocidio promovido por el Estado de Israel contra el pueblo palestino. «La comunidad internacional debe responder de manera contundente al llamado de los pueblos para un cese al fuego inmediato y la creación de un Estado Palestino soberano y libre», afirmó el documento.

Además, la carta respaldó las declaraciones del Presidente Lula sobre los ataques israelíes. «Si Lula es persona non grata, los pueblos latinoamericanos también somos personas non grata para Israel», destacó.

Uno de los elementos destacados del documento fueron las cuestiones relacionadas con el tema ambiental. «Convocamos y nos reuniremos nuevamente todas nuestras organizaciones y pueblos para llevar a cabo una gran Cumbre de los Pueblos, en el marco de la COP30, el próximo año, en Belém, Pará», señala.

Al final, la Carta señaló fechas para la realización de luchas unificadas en todo el continente: 2 y 8 de marzo, 17 de abril, 1 de mayo, 5 de junio y 16 de octubre.

A continuación, la Carta completa:

Foz do Iguazú, 23 de febrero de 2023

Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos

Carta a los pueblos por la integración de América Latina y el Caribe

Nosotros, los pueblos del mundo, estamos atravesando una crisis estructural global del sistema capitalista, cuyos resultados son impredecibles. Este es un producto del propio desarrollo del capitalismo en su fase neoliberal, que amenaza los diferentes aspectos de la sostenibilidad de la vida. Como pueblos, estamos experimentando una crisis sistémica que se manifiesta en las crisis alimentaria, ambiental, social y económica sin precedentes en la historia de la humanidad. La precariedad de nuestros trabajos y la falta de acceso a los derechos básicos para una vida digna han puesto a cientos de millones de personas en una situación de «supervivencia» diaria en la que la migración se convierte en una necesidad angustiante para millones. En nuestros territorios, sufrimos las consecuencias de los crímenes ambientales producidos por las corporaciones transnacionales en un contexto de crisis de los Estados nacionales, donde se impone el capital financiero internacional. Estamos experimentando una profunda crisis de valores en la que nuestras sociedades y pueblos son cada vez más guiados por aspiraciones individualistas y consumistas.

La creciente disputa geopolítica ha reforzado la cara más belicosa del imperialismo estadounidense y de sus aliados de la OTAN, colocándonos cada vez más en riesgo de un conflicto armado sin precedentes. La guerra en Ucrania es una consecuencia de esto, al igual que el genocidio que está siendo cometido por el Estado de Israel contra el Pueblo Palestino.

Foz do Iguazú, 23 de febrero de 2023

Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos

Carta a los pueblos por la integración de América Latina y el Caribe

Nosotros, los pueblos del mundo, estamos atravesando una crisis estructural global del sistema capitalista, cuyos resultados son impredecibles. Esto es producto del propio desarrollo del capitalismo en su fase neoliberal, que amenaza los diferentes aspectos de la sostenibilidad de la vida. Como pueblos, estamos sufriendo una crisis sistémica que se manifiesta en las crisis alimentaria, ambiental, social y económica sin precedentes en la historia de la humanidad. La precariedad de nuestros empleos y la falta de acceso a los derechos básicos para una vida digna han puesto a cientos de millones de personas en una situación de «supervivencia» diaria donde la migración se convierte en una necesidad angustiante para millones. En nuestros territorios, sufrimos las consecuencias de los crímenes ambientales producidos por las corporaciones transnacionales en un contexto de crisis de los Estados nacionales, donde el capital financiero internacional se impone. Estamos atravesando una profunda crisis de valores en la que nuestras sociedades y pueblos están cada vez más guiados por aspiraciones individualistas y consumistas.

La creciente disputa geopolítica ha reforzado la faceta más belicista del imperialismo estadounidense y de sus aliados de la OTAN, poniéndonos cada vez más en riesgo de un conflicto armado sin precedentes. La guerra en Ucrania es una consecuencia de esto, al igual que el genocidio que está siendo cometido por el Estado de Israel contra el pueblo palestino.

Desde la Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos, reafirmamos nuestra solidaridad internacionalista y la defensa de la causa palestina. La comunidad internacional debe responder al llamado de los pueblos por un alto el fuego inmediato y la creación de un Estado palestino soberano y libre.

Expresamos nuestro total apoyo y solidaridad al presidente Lula en la denuncia del genocidio en Palestina. Si Lula es persona non grata, el pueblo latinoamericano es persona non grata para Israel.

¡Viva el pueblo palestino! ¡Viva el presidente Lula!

Los pueblos de «Nuestra América» han vivido en resistencia permanente a las estrategias imperialistas de dominación reorganizadas por el gran capital. En este camino de resistencia, nuestros pueblos y sus organizaciones han dado pasos fundamentales para avanzar en nuestro proyecto histórico de integración de nuestros pueblos. Somos hijos e hijas de la resistencia al colonialismo racista, a los procesos de dictaduras militares en nuestra región, hijos e hijas de la resistencia popular y de las rebeliones contra la ola neoliberal del final del siglo pasado. Hijos e hijas de la construcción del «No al ALCA». Crecimos bajo el faro y la resistencia heroica de la revolución cubana y estábamos en Mar del Plata gritando «¡ALCA, ALCA carajo!», junto con el Comandante Chávez.

Hoy nos reunimos nuevamente porque el desafío de la unidad de nuestros pueblos y sus organizaciones es fundamental para detener a una extrema derecha que quiere destruir nuestras soberanías nacionales y populares para poner a nuestros países al servicio del capital financiero internacional y sus corporaciones transnacionales. También nos unimos para construir NUESTRO proyecto de integración soberana basado en la solidaridad y la complementariedad entre nuestros pueblos.

La solidaridad es un pilar fundamental de nuestra integración, por lo que debemos reafirmar nuestra solidaridad con Cuba, Venezuela y sus revoluciones como banderas fundamentales de nuestro proceso. Reafirmamos nuestro compromiso de seguir trabajando en la campaña internacional «¡Cuba Vive y Resiste!» para sacar a la isla de la lista de países que patrocinan el terrorismo, así como seguiremos denunciando el bloqueo genocida impuesto al pueblo cubano hace más de 60 años. Denunciamos que el imperialismo está reorganizando una campaña para deslegitimar el proceso democrático que está siendo construido por el pueblo venezolano y su revolución bolivariana y nos comprometemos a fortalecer nuestra solidaridad denunciando las medidas coercitivas unilaterales impuestas a este país por los Estados Unidos.

¡Viva la Revolución Cubana! ¡Viva la Revolución Bolivariana!

El fortalecimiento de la solidaridad con Haití es una tarea permanente. Condenamos la perversa y criminal dominación neocolonial en Haití y nos comprometemos a desarrollar una solidaridad plena y activa con el pueblo y los movimientos populares haitianos. Respaldamos su oposición a una intervención militar controlada por los Estados Unidos e insertada en la agenda de dominación imperial de la región del Caribe. Exigimos reparación por los crímenes cometidos contra el pueblo haitiano por sucesivas fuerzas de paz de la ONU, como la MINUSTAH, que han agravado la crisis estructural de esa sociedad y se han aliado vergonzosamente con fuerzas de extrema derecha totalmente sometidas a la voluntad de los Estados Unidos. Hasta hoy, el pueblo haitiano continúa resistiendo heroicamente a los ataques del imperialismo por haber protagonizado la primera revolución en nuestra región, abriendo los caminos revolucionarios en nuestro continente.

¡Viva el pueblo haitiano!

Apoyamos y defendemos la autonomía de los pueblos indígenas de las Américas, sus culturas y sus modos de vida. Instamos a los gobiernos a devolver los territorios de ocupación tradicional de los pueblos, así como a la Itaipu Binacional a implementar un programa de reparación a los Avá Guarani de ambos lados de la represa (Brasil y Paraguay), por las violaciones de derechos cometidas desde su construcción en la década de 1970.

Nuestra integración regional debe asumir la descolonización del poder y de la cultura y construir un contrapoder de abajo hacia arriba, desde los pueblos y territorios, basado en el respeto a los procesos históricos, la memoria, la ancestralidad, los cuerpos diversos y rebeldes. Debemos construir y posicionar una narrativa contrahegemónica basada en la reciprocidad, la complementariedad, la colectividad y la conciencia de ser naturaleza.

Nosotros, los movimientos populares y las organizaciones sindicales, hemos estado trabajando y exigiendo que la integración regional responda a las necesidades concretas de la población y también tenga en cuenta la idea de que no será posible superar las limitaciones económicas y sociales de los países de forma aislada. Estas premisas están asociadas a la generación de condiciones de vida y trabajo para toda la población, y que esto debe ser una condición estructural del modelo de desarrollo sostenible. Una integración que recupere el trabajo y el empleo como hechos económicos que están en la base de la producción y reproducción de la vida, de la creación de riqueza y bienestar, donde el «qué» y «cómo» producir están en el centro, donde las mujeres son respetadas como protagonistas de la economía y portadoras de derechos.

Nuestra integración regional debe asumir el derecho de los pueblos a definir sus propias estrategias políticas y sistemas agroecológicos y justos de producción, distribución y consumo de alimentos, basados en la producción campesina y a pequeña escala, reconociendo el papel central de las mujeres. Este es un pilar fundamental en la lucha contra las crisis climática, de biodiversidad, hídrica y alimentaria. La integración regional también debe responder a la construcción colectiva de una transición justa, popular y feminista. Esta es una apuesta esencial en la disputa de transiciones urgentes y necesarias para el proceso de transformación de las sociedades y la construcción de un proyecto político popular emancipatorio.

Una característica estructural de nuestro proyecto es la integración de una perspectiva feminista y diversa que reconoce y reafirma el papel central de las mujeres como sujetos políticos. También exige el reconocimiento del derecho de las mujeres al territorio, la tierra y los medios de producción para garantizar su autonomía económica, sus cuerpos y sus vidas. Otro elemento fundamental es la remuneración justa por su trabajo y el desarrollo de sistemas diversificados y justos de producción, distribución y consumo de bienes.

Un proyecto de integración debe defender que todas las personas tienen derecho a migrar o no migrar y a regresar a sus países de origen. La migración es un fenómeno económico, social, cultural y político que forma parte de los procesos de formación de sociedades y naciones. Es necesario erradicar la criminalización de la migración e incentivar a los migrantes a integrarse económicamente, socialmente, culturalmente y políticamente en sus países de acogida. Rechazamos la xenofobia y los discursos de odio contra migrantes, refugiados y solicitantes de asilo.

Estamos viviendo un momento histórico en nuestro continente y en el mundo. Hoy, reunidos aquí, miles de compañeros de movimientos populares y organizaciones sindicales de la región, reafirmamos que estamos viviendo un momento histórico:

1.Nuestro compromiso de trabajo y lucha para promover nuestros sueños y esperanzas de un continente unido, defendiendo y construyendo territorios soberanos y libres donde nosotros, los trabajadores y trabajadoras, podamos vivir felices y con dignidad.

2.Continuaremos movilizándonos en todo el continente en defensa de nuestros derechos y por la justicia ambiental, social, económica y de género a lo largo del año: los días 2 y 8 de marzo, 17 de abril, 1º de mayo, 5 de junio y 16 de octubre son algunas de las fechas en las que tomaremos las calles en unidad.

3.Convocamos y reunimos nuevamente a todas nuestras organizaciones y pueblos para llevar a cabo una gran Cumbre de los Pueblos en el marco de la COP 30 el próximo año, en Belém do Pará, Brasil. Compañeros y compañeras, hoy salimos fortalecidos de esta Jornada, nuestras esperanzas se levantan, porque si nuestro camino es de lucha y unidad, nuestro horizonte es de victoria. Es el de un continente libre, justo y soberano.

¡Viva la integración de nuestros pueblos!

¡Viva América Latina y el Caribe unidos!

¡Viviremos y venceremos!

(PT) DECLARACAO FINAL - Jornada Foz_23FEV24
Compartir: