El 25 de julio celebramos el una fecha fundamental para visibilizar la lucha de las mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe. En este día, la Confederación Sindical de trabajadores y trabajadoras de las Américas (CSA) reafirma su compromiso con la defensa y la promoción de los derechos humanos, sociales, culturales, laborales y económicos de las mujeres trabajadoras afrolatinas y caribeñas.
Este día tiene sus raíces en el Primer Encuentro de Mujeres Afrolatinas, Afrocaribeñas y de la Diáspora, realizado en 1992 en República Dominicana, donde surgió la Red de Mujeres Afrolatinoamericanas, Afrocaribeñas y de la Diáspora. Esta red ha sido fundamental para articular demandas y promover políticas públicas que mejoren la calidad de vida de estas mujeres.
Las mujeres afrolatinas y caribeñas enfrentan múltiples formas de discriminación, tanto de género como racial, lo que agrava las desigualdades en el ámbito laboral. En el marco del Decenio Internacional de las Personas Afrodescendientes (2015-2024) proclamado por la Asamblea General de las Naciones Unidas, es imperativo que las políticas públicas adopten un enfoque interseccional que considere tanto la perspectiva de género como el enfoque étnico-racial. Este enfoque es esencial para garantizar que las mujeres afrolatinas y caribeñas tengan acceso a oportunidades laborales justas y condiciones de trabajo dignas.
La CSA reconoce que el racismo que sufren las mujeres afrodescendientes tiene raíces históricas profundas, es estructural y es propagado y perpetuado a través del trabajo de instituciones estatales y no estatales, y posee además facetas culturales, económicas y sociales. Debido a esto, las personas afrodescendientes están desproporcionadamente impactadas por la pobreza, el desempleo, la ausencia de inversión pública para programas sociales incluyendo salud, vivienda y educación.
Existe una clara distinción entre los puestos laborales que ocupan las personas afrodescendientes y no afrodescendientes, siendo las primeras las que se encuentran en mayores condiciones de informalidad y precariedad laboral, con salarios más bajos y que reciben prácticas de discriminación y vulneración de derechos, además de ocupar los cargos de mayor esfuerzo y exposición física. Es decir, las personas afrodescendientes no sólo se encuentran mayoritariamente en los trabajos de baja remuneración, en sectores económicos informales y de baja productividad, con pocas oportunidades para desarrollar nuevas competencias y construir trayectorias laborales ascendentes.
A pesar de importantes avances, la estigmatización y la discriminación contra las mujeres afrodescendientes sigue siendo una de las violaciones de derechos humanos más graves de nuestra región. Desde la CSA, hacemos un llamado a todos los actores sociales, organizaciones, gobiernos y empresas para que redoblen sus esfuerzos en la lucha contra la discriminación y el racismo. Es crucial garantizar la representación equitativa de las mujeres afrolatinas y caribeñas en todos los niveles de toma de decisiones y en todos los sectores laborales.
En este Día Internacional de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, reafirmamos nuestro compromiso con la justicia social y de género. El racismo se convirtió en un elemento jerárquico tras el fin de la esclavitud, una herramienta útil en la reorganización del mundo. La lucha antirracista debe estar ligada a un proyecto de desarrollo, como componente de todas las iniciativas. El debate sobre la democracia debe estar vinculado a la superación del racismo, junto con el acceso a los derechos y la representación política. Para la CSA, es muy importante la erradicación de todo tipo de actos discriminatorios vinculados con lo étnico-racial, la condición migratoria, la edad, la orientación sexual, identidad y expresión de género, la condición física, la creencia religiosa o la filiación política y sindical.
CSA Igualdad Racial - Informe 22