Si quieres conocer un poco más sobre los procesos de integración regional en América Latina y el Caribe, lee el número 9 de Nuestras Voces, la Revista donde se analizan los últimos acontecimientos de la región, se realizan entrevistas con referentes del continente y se podrán obtener recomendaciones culturales.
La Jornada Latinoamericana y Caribeña de los Pueblos, que será realizada en Foz de Iguazú los días 22, 23 y 24 de febrero, es el tema de esta edición. La Jornada será un hito que permitirá dar continuidad al camino de construcción de unidad social y política de los pueblos de América Latina y el Caribe. Reafirmando la importancia de la integración construida desde las luchas de los movimientos de nuestros pueblos.
Se busca definir la agenda prioritaria en los procesos de unidad social y política para lo que es imprescindible contar con la voz y la presencia activa de los sindicatos, los movimientos campesinos, los movimientos feministas y de las juventudes.
Desde la Confederación Sindical de trabajadores y trabajadoras de las Américas (CSA) “Comprendemos los procesos de integración regional y subregional como herramientas para el desarrollo de nuestros pueblos. Sus agendas deben ser superadoras de objetivos estrictamente comerciales y deben procurar una identidad basada en los valores comunes de los pueblos de la región, como los derechos humanos, la solidaridad, la complementariedad productiva, la cooperación, la justicia social, el respeto de las diferencias, la autonomía, la soberanía, la preservación de la biodiversidad” (PLADA,2020). Defendemos el sostenimiento y promoción de los instrumentos de integración regional que fomenten las relaciones de igualdad entre las naciones del continente.
Históricamente la integración regional en Latinoamérica no fue prioritaria, y menos aún su componente social, por variados factores tanto históricos como políticos. Los esfuerzos integracionistas han tenido dos constantes en oposición; por un lado, las estrategias de las fuerzas imperialistas y por el otro, las fuerzas oligárquicas nacionales (JCDCN 2017).
“Esas fuerzas opuestas a la integración han actuado de manera conjunta en diferentes momentos para obstruir las posibilidades de una integración latinoamericana y caribeña de carácter autónoma y soberana” (JCDCN, la Revista, 2017)
“En los años 2000, la integración regional en Latinoamérica cobró impulso como parte de una renovada agenda exterior de gobiernos progresistas cuyas fortalezas provenían de la apertura de la participación política, la movilización desde arriba, y la inserción económica de sectores populares, configurando entonces una transición hacia regímenes más representativos.” (CLACSO, 2020).
Boletin Nuestras Voces ed 09 - ES