La CSA, organización que representa a más de 55 millones de trabajadoras y trabajadores, junto al Comité de Mujeres Trabajadoras de las Américas (CMTA) y el Comité de la Juventud Trabajadora de las Américas (CJTA), expresa el más profundo repudio frente a los diarios y brutales actos de violencia y acoso ejercidos tanto en el mundo del trabajo[1] como dentro de sus hogares y otros espacios hacia las mujeres, disidencias y niñas, específicamente nos referimos a feminicidios e infanticidios que azotan nuestra región. El creciente fenómeno del feminicidio es una violación extrema a los derechos humanos.

Las mujeres sindicalistas luchan por un mundo del trabajo libre de violencia y acoso tanto en el ambiente laboral como en la vida en sociedad. Debemos de sensibilizar a cada niño, adolescente y adulto en nuevas masculinidades y sobre las desigualdades que se expresan en el patriarcado de manera de transformar las relaciones de poder y dominación que se ejercen hacia las mujeres y grupos más vulnerables como personas indígenas, afrodescendientes, personas migrantes, personas LGBTIQ+, donde radica esa violencia.

La ofensiva también se expresa en el ataque a las legislaciones que han sido elaboradas para proteger a las mujeres y las infancias de la violencia, como parte de la agenda ultraconservadora, negacionista y autoritaria que se impone en la región y donde la violencia contra las mujeres es una manera de control no solo de sus cuerpos, sino también del trabajo que ejercen las mismas.

En este sentido, la CSA, a través de su Comité de las Mujeres Trabajadoras de las Américas y su Comité de la Juventud Trabajadora de las Américas, busca erradicar la violencia hacia las mujeres en todas sus formas: física, psíquica, económica, patrimonial, en el ámbito laboral y familiar, la violencia simbólica, cibernética, en especial en su forma más extrema y letal: el femicidio. Impulsar la ratificación inmediata en todos los países de la región del Convenio 190 de la OIT sobre la erradicación de la violencia y el acoso en el mundo del trabajo y trabajar incansablemente en la prevención y concientización a través instrumentos para accionar y proteger a las víctimas y mediante la negociación colectiva, para adaptar las normas generales a las realidades de cada sector, de modo que podamos garantizar un entorno laboral sin violencia y acoso.

Exhortamos a los Estados de la región a llevar a cabo Políticas Públicas de protección y acogida a las mujeres que sufren violencia; con perspectiva de género y real presupuesto para prevenir, sancionar, concientizar y erradicar la cultura violenta y machista de nuestras sociedades, donde se juega con la vida de miles de mujeres de las Américas cada día, que pierden la vida por esa lucha del poder impuesto por el sistema patriarcal en el que vivimos. Solicitamos erradicar todo tipo de actos discriminatorios vinculados con lo étnico-racial, la condición migratoria, la orientación sexual, la identidad de género, la apariencia o la condición física o la filiación política.

Luchamos por una región que logre transformar las estructuras patriarcales en todos sus sistemas. Combatir las diferentes expresiones de acoso, incluso en el mundo sindical, definiendo e implementado políticas que desestimulen y/o sancionen este tipo de prácticas contraria a los principios de la CSA. El creciente fenómeno global del femicidio, aumentado en el marco de la pandemia, es una violación extrema a los derechos humanos que amenaza a la mitad de población mundial y en América Latina se evidencian las tasas más altas de feminicidio y las condenas legales a los abusadores, pedófilos y feminicidas deberán de ser más severas. Debemos trabajar para construir una cultura anti patriarcal, anti misógina y donde se entienda que las mujeres no son objeto ni propiedad de nadie, donde se respete el derecho de las mujeres a la vida, a la libertad de expresarse sin temor a quedar vulnerables a ataques.

Desde la CSA, invitamos a nuestras organizaciones sindicales para que se sumen a la lucha contra la violencia en todas sus formas y en especial contra las mujeres, a crear espacios de convivencia y construcción de red de apoyo comunitaria para fortalecer la autonomía de las mujeres y fomentar campañas de enfrentamiento a la violencia contra las mujeres desde el movimiento sindical.

[1] El art. 3 del Convenio 190, hace mención que el mismo se aplica a la violencia y el acoso en el mundo del trabajo que ocurren durante el trabajo, en relación con el trabajo o como resultado del mismo, inclusive en los espacios públicos y privados cuando son un lugar de trabajo; en los lugares donde se paga al trabajador, donde éste toma su descanso o donde come, o en los que utiliza instalaciones sanitarias o de aseo y en los vestuarios; en los desplazamientos, viajes, eventos o actividades sociales o de formación relacionados con el trabajo; en el marco de las comunicaciones que estén relacionadas con el trabajo, incluidas las realizadas por medio de tecnologías de la información y de la comunicación; en el alojamiento proporcionado por el empleador, y en los trayectos entre el domicilio y el lugar de trabajo.

Compartir: