En el Día Internacional de los Derechos Humanos, celebrado el 10 de diciembre, la Confederación Sindical de trabajadoras y trabajadores de las Américas (CSA) reitera la importancia del respeto y garantía de los Derechos Humanos y de la democracia en nuestra región. Aunque este año la situación de la pandemia de COVID-19 ha mejorado un poco en algunos países en términos sanitarios, es persistente la profundización de la desigualdad de accesos a las vacunas y las asimetrías en el sistema internacional de salud y de protección de los países más pobres de nuestro continente.

La amenaza a los Derechos Laborales, a la Libertad Sindical, a la Negociación Colectiva y al Derecho de Huelga es persistente y se profundiza, pues las condiciones de injusticia en el trabajo continúan reproduciéndose y adquieren nuevas formas de explotación de las/os trabajadoras/es. La utilización sin ningún tipo de regulación de aplicaciones y plataformas además pretenden sustraer la identidad de la clase trabajadora.

Los ataques y las amenazas a la vida y a los derechos básicos de la población trabajadora son una constante en varios de nuestros países. Colombia, Haití y Brasil continúan siendo prioritarios en nuestra solidaridad en este del Día Internacional de los DDDHH, ante la violencia que se ejerce a través de la persecución, criminalización, la desregulación y la destrucción de toda normativa laboral.

La democracia se ha visto extremadamente afectada por la propagación de los discursos de odio, por la difusión de las Fake News, por el racismo, los ataques a los sindicatos y otras organizaciones sociales, como parte de las respuestas autoritarias de gobiernos y actores políticos conservadores de la región que intentan normalizar estas prácticas antidemocráticas, lo que representa también una grave amenaza a la paz y a los DDHH en nuestro continente. La garantía de la paz exige también la suspensión de cualquier medida de bloqueo o sanción contra cualquier país porque estos se constituyen como crímenes contra los derechos económicos, sociales y culturales de millones de personas en la región.

Queda mucho por hacer todavía, pero para el sindicalismo de las Américas el 10 de diciembre es una oportunidad para ratificar que la superación del sistema económico neoliberal y de las políticas económicas que lo sustentan son necesarias para avanzar en modelo de desarrollo sustentable que coloque en el centro el trabajo decente, la justicia social y ambiental, la defensa de los bienes comunes, la igualdad y equidad de género y el fin de la violencia y la discriminación en todas sus formas, teniendo como referencia una visión integral de los Derechos Humanos.

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