Este 1ero de Mayo, enfrentamos un momento complejo y convulsionado para la región. Las reacciones de los sectores dominantes económicos y políticos ha sido una vuelta a la radicalidad de los ajustes neoliberales, acompañados de una agenda conservadora desde el punto de vista político, caracterizada por el autoritarismo, el racismo, la xenofobia y el machismo. Enfrentamos el más brutal ataque a la democracia en los países de nuestro continente. Los golpes de nueva generación puestos en marcha en varios países nos llaman a seguir en la defensa de la soberanía de los pueblos.

En Argentina, luego de casi 4 años de gobierno, Mauricio Macri ha sumido al país en una situación de deterioro social profundo para los sectores populares. En Brasil el golpe de estado, parlamentario y judicial contra la presidenta de la República, Dilma Rousseff, en 2016 y, a continuación, el juicio y prisión ilegal del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, permitieron la victoria del representante de la extrema derecha, Jair Messias Bolsonaro, que en pocos meses ha profundizado la agenda de reformas antilaborales y antipopulares, además de una fuerte carga de autoritarismo y ataques a las conquistas democráticas.

En Colombia, el presidente a Iván Duque, implanta una agenda neoliberal y claramente posicionado contra el incipiente proceso de paz, lo que se expresa en la multiplicación de los conflictos en el campo y en las regiones de reservas indígenas, vinculados a disputas con empresas transnacionales, con más de 600 dirigentes sociales, campesinos, indígenas y sindicalistas asesinados, imponiendo el llamado “Plan Nacional de Desarrollo”, una agenda económica de cambios orientados a ampliar el libre mercado, la profundización del extractivismo y del favorecimiento a las grandes empresas transnacionales.

Situaciones de retroceso democrático y social también se viven otros países de América Latina y Caribe gobernados por la derecha neoliberal, cada vez más autoritaria y antidemocrática. Venezuela asediada, agredida desestabilizada por poderes imperiales, lucha por su soberanía y autodeterminación. Cuba nuevamente sufre la radicalización de los embates del bloqueo y Bolivia está fuertemente amenazada en la continuidad de su proceso de cambios.

El debilitamiento de espacios de integración, como la CELAC y el Mercosur, y la destrucción de UNASUR, son ejemplos claros de la nueva orientación política en marcha en la región alineada a la agenda de los intereses de los EE. UU. Todo este cuadro nos muestra que se reinstala la vieja agenda política colonial en América Latina y el Caribe.

Sin embargo, importantes procesos de lucha y resistencia se desarrollan en toda la región. Desde 2018 y en lo que va de 2019, los sindicatos han sido protagonistas importantes de estas acciones, como lo hemos visto en Colombia, Chile, Argentina, Brasil, República Dominicana, Honduras, Perú y Costa Rica. Luchar contra la precarización de los derechos laborales, en defensa de la seguridad social, contra el desmontaje de la salud y la educación públicas, han sido parte de las agendas movilizadoras de diferentes sectores y movimientos sociales.

La defensa de la democracia, contra la injerencia y en defensa de la paz, contra la violencia y en favor de los derechos de las mujeres, por la garantía de los derechos de los pueblos originarios, campesinos, afrodescendientes y contra la discriminación y criminalización de la población LGTBI, también han sido pautas presentes en la acción y movilización de los sindicatos.

En este mismo sentido, desde la CSA consideramos muy importante la defensa de los derechos laborales y las conquistas sociales alcanzadas en Uruguay. Siempre hemos afirmado que el sindicalismo tiene lado. El lado de las/os trabajadoras/es y los derechos. Para el sindicalismo no es lo mismo un gobierno progresista, que un gobierno de derecha.

En este momento es fundamental que el sindicalismo se mantenga a la ofensiva, junto con otros movimientos y fuerzas sociales, utilizando sus instrumentos de lucha históricos, como la movilización y la huelga, para frenar la ofensiva del capital. Actuar en todos los ámbitos para hacer valer el papel del sindicato, disputar frente a los gobiernos, los patronos y otras instancias de poder, para mantener y ampliar la agenda de derechos. Especialmente actuar para enfrentar la criminalización de las luchas de las/os trabajadoras/es y la estigmatización de los sindicatos, conquistar nuevos espacios y sectores para sumar la fuerza de nuevos trabajadores/as a las luchas presentes y futuras, recordando que sin sindicatos fuertes y representativos no puede existir democracia.

Este 1ero. De mayo inundemos las plazas y las calles de nuestros países y levantemos la bandera por más derechos para la clase trabajadora, en defensa de la democracia, la soberanía y la integración de los pueblos.

¡¡¡Lula Libre!!!
¡¡¡Viva la democracia, la movilización y la lucha del sindicalismo internacional!!!

CSA – Confederación Sindical de las Américas

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