En el día de hoy se celebran 70 años de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos por la Asamblea General de las Naciones Unidas, pasados algunos años al cabo de la guerra mundial más brutal de la historia de la humanidad. La declaración es un compromiso ético, moral y práctico de los Estados con los principios de Derechos Humanos y el ideal de la paz justa y duradera. 70 años después, la fecha debe servir no sólo como conmemoración, sino como invitación a la reflexión sobre la actualidad de los Derechos Humanos en los tiempos actuales.

Vivimos uno de los momentos más serios de ataques y retrocesos a las conquistas de los DDHH, en que los principios más básicos de justicia y paz acordados en 1948 se violan a diario. Desde hace varias décadas, el sistema capitalista neoliberal es la mayor amenaza a la dignidad humana que los estados se comprometieron a defender por medio de la Declaración Universal de Derechos Humanos.

Según la más reciente estimativa del Banco Mundial, una de cada diez personas en el mundo, o sea aproximadamente 767 millones de habitantes del planeta, sobreviven con menos de US$ 1,90 por día. Entre 2010 y 2017, según informe de Oxfam, los sueldos pagos a los trabajadores aumentaron en sólo 2%. Pero en ese mismo tiempo, la riqueza de los multimillonarios aumentó en 13%, de manera que el 80% de la riqueza creada se quedó en las manos del 1% de la población mundial.

En las Américas desde la victoria de Donald Trump en los EE.UU., el discurso ultraderechista, antinmigrante, xenofóbico y contrario a la democracia se viene imponiendo bajo diferentes ropajes. Nos confrontamos con “un panorama sombrío para manifestantes y trabajadores que enfrentan actos de intimidación, amenazas, y asesinatos de dirigentes sindicales en varios países de América Latina”, ha dicho la CIDH en informe de 2018. En Guatemala, dónde el cuadro de violencia antisindical es uno de los más peligrosos de la región, las amenazas, asesinatos y violencia contra los dirigentes y activistas sindicales son incesantes y se mantienen en la impunidad la mayoría de los crímenes contra sindicalistas. En Colombia, desde 2016 a la fecha se han presentado más de 500 violaciones a los derechos a la vida, la libertad y la integridad personal han sido cometidas contra sindicalistas, siendo 53 los dirigentes asesinados en menos de tres años. En Brasil, luego del golpe contra la presidenta Dilma Rousseff, sistemáticamente vienen siendo destruidos los derechos sociales de la mayoría de la población país; el presidente Lula continúa preso injustamente y unas elecciones fraudulentas llevaron a la presidencia a la expresión más acabada del odio de clase, del racismo y del fascismo, todo ello con el apoyo de grupos económicos poderosos, de los grandes medios y del poder judicial.

Nunca antes como ahora fue necesaria la Declaración Universal de los DDHH como instrumento para la defensa de los valores más caros a la humanidad. En este 10 de diciembre la Confederación Sindical de los trabajadores y trabajadoras de las Américas (CSA) convoca a los sindicatos a asumir un compromiso militante con los Derechos Humanos y la defensa de sus principios, que sólo pueden ser conquistados a partir de continua movilización en defensa en defensa de la democracia y contra el fascismo a nivel nacional e internacional.

São Paulo, 10 de diciembre de 2018

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