El asesinato fue perpetrado al medio día por un sicario que la ejecutó con cinco disparos en el pecho. Olivia Arévalo era una reconocida defensora de los derechos culturales indígenas, de la medicina tradicional de la Amazonía y de los cantos sagrados de su pueblo shipibo konibo.
El 2014, en la misma región de Ucayali, los líderes indígenas de la comunidad asháninka de Saweto, Edwin Chota, Leoncio Quintisima, Francisco Pinedo y Jorge Ríos, fueron brutalmente asesinados a balazos por sicarios contratados por mafias empresariales madereras. Los dirigentes asesinados luchaban por la titulación de sus tierras ante la apropiación ilegal de invasores madereros. El caso fue denunciado por las organizaciones sindicales ante la OIT.
Muchos líderes y lideresas indígenas de las Américas son estigmatizados, enjuiciados, amenazados y asesinados por el hecho de defender los derechos de los pueblos indígenas. El cobarde asesinato en marzo del 2016 de Berta Cáceres de Honduras es un caso paradigmático que evidencia la estigmatización y la alta vulnerabilidad que padecen las/os dirigentes indígenas, ante la codicia de proyectos económicos multinacionales coludidos con autoridades estatales.
El movimiento sindical de las Américas está comprometido con la lucha por la defensa de los derechos de los pueblos indígenas, la promoción de su derecho a decidir sus propias prioridades de desarrollo y la protección de sus valores culturales basados en el fomento del respeto hacia la madre tierra y la relación armoniosa entre los seres humanos y la naturaleza.
La CSA manifiesta su solidaridad con los pueblos indígenas, exige al Estado peruano identificar y sancionar a los autores intelectuales y materiales del crimen contra la lideresa Olivia Arévalo, y exhorta a los Estados de la región a garantizar los derechos de los pueblos indígenas y brindar protección a los líderes indígenas que enfrentan amenazas de muerte y hostigamientos por parte de mafias empresariales criminales, en connivencia con autoridades estatales.
Foto: TeleSur TV