La concejala, feminista y activista de derechos humanos Marielle Franco, de 38 años, fue brutalmente asesinada a tiros en el auto en que se trasladaba en la región central de Río de Janeiro, este miércoles 14 de marzo, cuando retornaba de un evento con mujeres jóvenes negras. El conductor del vehículo, Anderson Pedro Gomes, también falleció a causa de los impactos de bala, y la asesora Fernanda Chaves sobrevivió a este brutal ataque.

Marielle Franco era una de las activistas más combatientes en el campo de la defensa de los derechos humanos, del pueblo negro y de las personas que viven en las favelas de Río, y luchó activamente contra el machismo y el racismo, contra la violencia policial y la ocupación militar de las favelas de Río de Janeiro. Marielle había entrado en la Cámara Municipal de Rio en las elecciones de 2016, como quinta concejala más votada, y hacía dos semanas había asumido la función de relatora de la Comisión de la Cámara de Concejales de Rio, creada para vigilar la actuación de las tropas a cargo de la intervención militar ordenada por el Presidente ilegítimo Michel Temer.

Las condiciones del asesinato indican que Marielle fue ejecutada. Testigos del crimen afirmaron que un auto se puso al lado del auto donde estaba la consejala, que tenía vidrios oscuros, y se dispararon nueve tiros, de los cuales 4 impactaron en la cabeza de Marielle. Todo indica que los asesinos sabían la posición exacta de ella dentro del auto. Nada fue robado.

Cuatro días antes de su asesinato, Marielle había denunciado la acción brutal y los continuos abusos de derechos humanos por parte del ejército en la región de Irajá, en la comunidad de Acari. Denunció constantemente las intervenciones policiales violentas en las favelas y áreas marginalizadas de la ciudad y se opuso a la intervención militar del área de la seguridad de Rio.

Diversos organismos internacionales de derechos humanos, como Amnistía Internacional, han denunciado la altísima tasa de homicidios en Brasil, la represión y el asesinato de líderes sociales y civiles por parte de miembros de las fuerzas policiales y militares, la superpoblación y condiciones inhumanas del sistema carcelario de Brasil, las detenciones arbitrarias, y la afectación principalmente a jóvenes negros.

La CSA manifiesta su enérgica condena por la violación de derechos y la falta de democracia en Brasil y expresa su profundo pesar por el brutal asesinato de Marielle Franco, importante militante joven negra brasileña y activa combatiente por los derechos humanos.

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