El 15 de junio de 2012, en las tierras paraguayas de Marina Kue, en Curuguaty, Paraguay, murieron 17 personas -6 policías y 11 campesinos. El supuesto «enfrentamiento» involucró a 324 policías, tropas de elite entrenadas por la CIA y el Ejército de Estados Unidos, armadas con fusiles, bombas de gas, cascos, escudos, caballos e incluso un helicóptero. Del otro lado, 60 trabajadores sin tierra, mitad de ellos mujeres niños y ancianos. La masacre fue utilizada como excusa para dar el golpe contra Lugo. Esta semana se presentó en la CTA-A el libro “Curugaty, carnicería para un golpe” del periodista brasileño Leonardo Wexell Severo.

“Es un placer tener este panel con los compañeros y compañeras. Si no nos juntamos, nos comen los de afuera, es importante poder juntarnos para tener más fuerza. Paraguay es uno de los países de mayor cantidad de pobreza, de mayor precariedad laboral, llega a un 5% la sindicalización y hay 5 centrales obreras. El 85% de las tierras cultivables están en manos del 2%. Más de la mitad de la población son campesinos. Campesinos sin tierras. La mayor cantidad de la producción queda en manos de las multinacionales. Esto se profundizó con el estronismo”, explicó Nicolás Honigesz, integrante de la Secretaría de Relaciones Internacionales de la CTA Autónoma al presentar la actividad.

Delia Ramírez, integrante del Movimiento 138, colectivo de resistencia cultural de Paraguay y Argentina, dijo: “nacimos con el golpe a Lugo y Curuguaty es una causa fundante y necesaria, fue un laboratorio de experiencias en América Latina que después se aplicó en Brasil, con el golpe a Dilma. La masacre se hizo para derrocar a Lugo, para disciplinar a los campesinos y campesinas”.

La joven contó que los policías no fueron ni siquiera investigados, para garantizar el despojo de las comunidades que se ha profundizado notablemente: “justicia sería que liberen a los campesinos y que tengan sus tierras, eso es la libertad”.

Ramírez dijo además que la causa por la que los campesinos siguen detenidos es por privación a la propiedad privada pero no era privada, era del Estado y ellos hacía diez años que habitaban esa tierra y que esa tierra estaba declarada como sujeta de la reforma agraria. “Los cuerpos que fueron rescatados no murieron como resultado de la balacera, fueron ejecuciones extrasumariales. Nada de esto importó a la hora de condenar a los campesinos. Se trata de un caso emblemático: 85% en manos del 2%, es el resultado que comienza con la guerra de la Triple Alianza y se profundiza durante la dictadura de Stroessner”.

Por otra parte, Ramírez agregó que 9 millones de hectáreas están en manos de la burguesía sojera y ganadera en complicidad con las multinacionales: “tienen desprecio por la vida humana. Necesitan que las tierras estén descubiertas, libres de campesinos. Contra todo esto están resistiendo los campesinos y las comunidades originarias. El Estado paraguayo está muy presente para resguardar los intereses privados y los sojales. El Caso Curuguaty nos enseñó también sobre la problemática de los presos políticos, la mayoría de ellos son campesinos”.

“Nosotros no conseguimos liberarlos pero ellos no lograron callarnos. Es un problema de toda América Latina, no es sólo lo que pasa en Paraguay”, destacó Ramírez, quien invitó este miércoles a la noche a una vigilia en Plaza de Mayo para denunciar un nuevo aniversario de la masacre de Curuguaty.

Johana Cuenca, del Movimiento de Estudiantes de Paraguay contó que en 2013 “nos juntamos para darle de nuevo vida a la FENAES, volvimos a empezar con las movilizaciones, los reclamos y las protestas, quedamos como los revoltosos. El 6 de junio detuvieron a Stiben Patrón, un dirigente estudiantil, sin ninguna prueba, fue detenido y llevado a un centro de detención de máxima seguridad que había sido un centro de de detención del estronismo, es un nuevo preso político”.

“Uno lo ve a Leonardo trabajar y ve que es un periodista incansable, un incansable buscador de los derechos de los trabajadores, para mí es un placer que hoy esté acompañándonos”, presentó Nicolás a Leonardo.

“Yo fui observador internacional del Caso Curuguaty, el libro es un retrato de 50 reportajes que hice, luego hice una selección y una edición para no ser repetitivo y aburrido. Paraguay tiene 85% en manos de 2% de terratenientes, tiene 7 millones de habitantes 1 millón y medio hambriento y más de la mitad desnutridos, Paraguay alimenta a millones de personas en el mundo y tiene a sus hijos hambrientos”, dijo Wexell Severo.

El periodista dijo además que “No hay un Estado para la salud, para la educación, para el empleo, para la industrialización, pero sí para reprimir. El imperialismo norteamericano que tiene Cargill, Monsanto, bancaba marchas contra lugo. Hay miles de casos de malformaciones por el uso de los transgénicos y eso no sale en las noticias en los Medios”.

Wexell Severo agregó que “la balacera no tenía ningún tiro de los campesinos. Las personas que murieron fueron por las balas de FAL y armas israelíes, que por supuesto no las tenían los campesinos. Hubo una participación de un helicóptero: fue algo muy planeado. El papel de los medios de comunicación y del Parlamento respondió a los intereses de las multinacionales y de la banca internacional”.

Para finalizar, el periodista agradeció la actividad y contó que poco a poco, “la gente empezó a vivir en la ciudad pero para poder sobrevivir tienen que pasar hambre o prostituirse, el nivel de desempleo, de abandono social, de desaparición del Estado público es muy crítico. Si nosotros no incorporamos la denuncia, es una lucha desproporcionada, pero nosotros tenemos la verdad”.

Equipo de Comunicación de la CTA Autónoma

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