El 14 de noviembre de 2012 será recordado como un marco importante para el cambio de postura hacia un globo más sustentable. Un desarrollo que no es sustentable, no es desarrollo.
Contra las medidas de austeridad adoptadas por los gobiernos, la huelga general fue convocada en España, Grecia, Italia y Portugal para el ultimo 14 de noviembre. De inmediato, organizaciones y centrales sindicales del todo mundo prestaron solidaridad. En el caso de la Confederación Sindical de Trabajadores y Trabajadoras de las Américas, convocamos a todas las centrales afiliadas a enviar cartas y protestar delante de las embajadas de los respectivos países o frente a las legaciones de la Unión Europea.
“El filósofo francés Foucault decía que el poder se ejerce en red. Y si es así, el poder también se construye en red. Debemos construir un poder mundial para disputar la hegemonía a este modelo actual que nos han impuesto en todo el planeta. Esa construcción es parte de un proceso que va a ser largo y la solidaridad es una de las bases para construir ese poder”, declaró Víctor Báez, Secretario General de la CSA.
En Buenos Aires, Argentina, por ejemplo, la CTA y CGT hicieron una caminada desde la embajada de Grecia hasta de España. En Colombia, el Comando Nacional Unitario – CTC, CGT y CUT – organizó un plantón frente a las instalaciones de la Comunidad Europea en Bogotá. Otro país que tuvo una movilización fue Brasil, donde las centrales obreras se unificaron y protestaron frente al consulado español. También en Chile, Perú y Paraguay. Las acciones de solidaridad ocurrieron también en otros países.
Si la derecha triunfa al final en Europa, con todos los recortes, ello tendrá graves repercusiones en América Latina donde algunos gobiernos están llevando a cabo políticas de desarrollo con inclusión social, con alguna mejor distribución de la renta. Al mismo tiempo, estamos luchando en las Américas contra políticas muy similares a los recortes europeos que muchos gobiernos llevan a cabo.
Es necesario que se comprenda el momento de cambio para el mundo, como, por ejemplo, la capacidad de solidaridad y la asignación de la responsabilidad de la crisis quienes realmente se benefician con el sufrimiento de millones de personas. “Si el sindicalismo de Europa, que es el menos débil del mundo, está siendo atacado de esta manera, nosotros, tenemos la obligación de pelear junto a ellos. Es un deber devolver por lo menos en parte la solidaridad que los sindicatos europeos nos prestaron en épocas de dictaduras, de asesinatos de dirigentes, entre otros”, señalo Víctor.
Las políticas de austeridad han sido terribles para la clase obrera en Europa. Todo el continente está en alerta, pero especialmente Grecia, España y Portugal, donde las organizaciones sindicales convocaron esta huelga. (vea el cuadro de desempleo abajo).
Grecia vive niveles de recesión pésimos, 1,15 millones de griegos están desempleados, el desempleo juvenil es aproximadamente 54,9% y más de 30% de la población está debajo de la línea de la pobreza.
Portugal tiene más de 15% de tasa de desempleo y el gobierno pretende aumentar las horas de trabajo, hacer cortes en los salarios y en los subsidios de vacaciones y de Navidad, desregular los horarios de trabajo e introducir el banco de horas y nuevas formas de adaptabilidad para fomentar, agravando el desempleo y la precariedad de los vínculos laborales. Hay una regresión drástica de las condiciones de vida de los portugueses y un empobrecimiento generalizado.
Otro país donde las cosas no caminan bien es España: 13 millones de personas (cerca de 27% de la población), viven debajo de la línea de pobreza. De los trabajadores, 25 % están desempleados.
Es importante una reflexión sobre lo que simboliza el 14 de noviembre. La huelga y su repercusión indican que hay muchas cosas en disputa: “Lo que está en juego, como siempre, es el presente y el futuro. El planeta tiene límites en varios aspectos y el capitalismo ya rebasó hace tiempo esos límites. Está dejando al mundo exhausto, agotado. La crisis no es sólo económica. Es también ambiental, alimentaria, energética y social. Un cambio de modelo sólo es posible con un cambio de hegemonía”, concluye Báez.