La AFL-CIO, la CUT, la CGT y la CTC, centrales sindicales de los EE.UU. y Colombia, se unen en la oposición al anuncio de que el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre EE.UU. y Colombia entrará en vigor a partir de este 15 de Mayo.

En abril del 2011, los EE.UU. y Colombia acordaron un plan de acción sobre los derechos laborales destinada a «proteger derechos laborales internacionalmente reconocidos, prevenir la violencia contra dirigentes sindicales, y enjuiciar a los autores de esa violencia» en Colombia. Aunque el plan de acción incluye algunas medidas que los sindicatos colombianos y la AFL-CIO han estado pidiendo durante años, su alcance realmente ha sido muy limitado: no se resolvió ninguna de las graves violaciones de las libertades sindicales o los derechos humanos.

Hemos estado monitoreando los avances del Plan de Acción y concluimos que a pesar de nuevas leyes y directivas emitidas, el Gobierno de Colombia no ha demostrado aún una implementación exitosa. Los trabajadores de todas las ramas económicas por regla general, siguen siendo relegados a un empleo indirecto y por lo tanto precario que les impide ejercer su derecho a la libre asociación y a la negociación colectiva porque el Gobierno no está completamente a la altura de sus promesas en relación con la eliminación de las «cooperativas de trabajo asociado» y otras formas de vinculación, como las nuevas SAS (Sociedades anónimas simplificadas), que afectan los derechos laborales. El Gobierno de Colombia tampoco acumuló un récord de éxito de los procesos penales a los empleadores que ilegalmente interfieren con los derechos fundamentales de los trabajadores. Los activistas laborales y defensores de derechos humanos siguen siendo objeto de amenazas y de violencia, inclusive asesinatos, cuando se levantan para luchar por sus derechos.

Además, estamos de acuerdo en que el tratado comercial subyacente perpetúa un modelo económico que expande los derechos y privilegios de las grandes empresas y corporaciones multinacionales a costa de los trabajadores, consumidores y el medio ambiente. El acuerdo utiliza un modelo que históricamente ha beneficiado a una pequeña minoría de los intereses empresariales, dejando a los trabajadores, familias y comunidades atrás.

En lugar de avanzar para implementar el TLC, instamos a los dirigentes de ambos países a volver a examinar no sólo los avances en el Plan de Acción, sino también a todo el acuerdo de libre comercio. Un nuevo modelo de comercio que genere empleo, impulse el desarrollo económico y aumente los niveles de vida en ambos países, es posible. Debemos trabajar juntos para eliminar las disposiciones que ponen en riesgo los derechos de los trabajadores y las libertades así como las regulaciones de interés público. En su lugar, hay que añadir disposiciones para garantizar la mayor protección de los trabajadores, un medio ambiente sano, productos y alimentos seguros y la capacidad para regular los mercados financieros y de otros, para evitar crisis como la del 2008.

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