Este 1ero de Mayo el mundo continúa en una situación que pone en riesgo, no solo la tranquilidad y la paz entre las naciones, sino también la propia sobrevivencia del planeta. Las múltiples crisis, económica, social, energética, alimentaria y ambiental, han sido ampliadas en sus efectos negativos ante la continuidad del conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, que impacta a Europa y tiene repercusiones en todo el mundo.

América Latina y el Caribe, fuente de extracción de materias primas, continúa recibiendo los impactos de la crisis global, sin poder sobreponerse a los efectos de la pandemia, teniendo una recuperación más lenta en los índices de empleo y actividad económica, manteniéndose como la región más desigual del mundo.

También la región ha vivido el retroceso que ha implicado la llegada al poder de gobiernos conservadores y de ultraderecha con políticas económicas ultraliberales antidemocráticas, discursos de odio y violencia, aumentando significativamente las divisiones en nuestras sociedades. La clase trabajadora, en sus múltiples expresiones sociales, en especial los sindicatos, enfrentamos y resistimos esta ofensiva en la mayoría de los países. En los últimos años las fuerzas sociales progresistas y populares han venido recuperando terreno, lo que se ha traducido en victorias electorales.

Los triunfos electorales en Honduras, Chile, Colombia y Brasil dan muestra de la importancia de la acción social y política para enfrentar las fuerzas conservadoras, en donde los sindicatos deben tener un papel destacado. Los sindicatos como actores de la democracia tenemos un rol activo en llevar gobiernos alternativos al poder, que tengan compromiso con los intereses de la clase trabajadora.

Crear empleos y ampliar derechos como base de una agenda Democrática.

A pesar de las victorias electorales de fuerzas progresistas en varios países, la estructura económica y en general la composición de nuestros estados, continúan favoreciendo las oligarquías y a los dueños del capital. No habrá condiciones para la estabilidad de estos gobiernos sin un fuerte compromiso con una agenda social que atienda las necesidades de las mayorías y, dentro de esto, la urgente recuperación y generación de trabajo decente, de los salarios y condiciones dignas de trabajo para millones de trabajadores/as en condiciones de informalidad y precariedad, especialmente jóvenes y mujeres.

Los gobiernos necesitan una agenda urgente de recuperación económica que ponga en el centro el trabajo con derechos, tal como lo expresa la Plataforma de Desarrollo de las Américas (PLADA). Igualmente adoptar políticas de emergencia para atender las necesidades de salud, vivienda, comunicación e infraestructura de millones de personas desatendidas por décadas en nuestros países.

La CSA ha adoptado un proyecto de Lineamientos para un Modelo de Código del Trabajo, que sirva como insumo a las organizaciones sindicales para luchar por otra relación laboral con derechos, libertad sindical y negociación colectiva. Las reformas laborales en América Latina y el Caribe ha sido en general de tipo desreguladora, con fundamento ideológico en el neoliberalismo, quitando protección a los/as trabajadores/as, lo que ha provocado que el movimiento sindical se sitúe en una posición de resistencia a esos cambios.  No serán esas leyes laborales regresivas que definirán nuestras luchas. Son nuestras luchas que definirán las nuevas leyes laborales.

Retomar la integración y cooperación regional para fortalecer las democracias y enfrentar los desafíos del contexto global

El sindicalismo de las Américas ha mantenido su compromiso con la integración regional como parte de los principios orientadores del sindicalismo internacional. La clase trabajadora es en esencia internacionalista, por lo que construir el poder y la respuesta de los sindicatos no responde solo a la dinámica de los países y territorios sino a la acción solidaria e internacional.

Ningún país de la región podrá enfrentar de manera aislada y en solitario, los inmensos déficits y problemas estructurales que tienen nuestros pueblos. La pandemia de la COVID-19 demostró cuan equivocada es la idea de que solos podemos atender los problemas de nuestros países. Esta visión equivocada causó pérdidas humanas irrecuperables, una destrucción de nuestros sistemas de salud y protección social, amplió la desigualdad y solo reportó ganancias para las empresas transnacionales y los poderosos de siempre. La pandemia demostró la necesidad de un estado que cuide de nuestro pueblo. Que la vida esté por encima de los intereses del mercado.

El sindicalismo de las Américas, junto con otros movimientos sociales aliados, actuará de manera decidida por la construcción de una nueva etapa para la integración y cooperación regional, que recupere la dinámica de las instancias de la integración de larga historia, como la CAN, MERCOSUR, CARICOM y SICA, así como la UNASUR y CELAC. Igualmente necesitamos una integración que impulse acciones específicas que atiendan las necesidades de nuestros pueblos, para que la integración latinoamericana y caribeña cobre forma concreta para las personas, sus vidas y necesidades.

¡¡¡Viva la clase trabajadora internacional!!!

¡¡¡Viva la solidaridad y la unidad del sindicalismo de las Américas!!!

CSA.Proclama 1ero de mayo 2023 final (1)
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