El 08 de Marzo, “Día Internacional de las Mujeres”, es la construcción de un día de lucha unificado e internacional de las mujeres, camina junto al debate del movimiento organizado de trabajadoras y obreras y su lucha por igualdad y mejores condiciones de vida: sea relacionada al incremento de su participación política, sea en el combate contra la violencia, o en la disputa por mejores salarios y condiciones laborales. También es una fecha de referencia feminista de las mujeres en todo el mundo.

Desde 1910, en Copenhague, cuándo la socialista alemana Clara Zetkin propuso en la II Conferencia Internacional de las Mujeres Socialistas un día para que las trabajadoras del mundo fueran a las calles contra el imperialismo y por el sufragio universal, es que las mujeres marchan contra el patriarcado y el sistema capitalista. Aunque haya una tentativa de borrar su histórico obrero y socialista, el 08 de marzo es una fecha relacionada a la lucha por la transformación.

Américas: protagonismo de las mujeres para derrotar el imperialismo

En las Américas, el movimiento de mujeres trabajadoras camina codo a codo con las mujeres del campo, indígenas y afrodescendientes, cuestionando el modelo colonial, racista y patriarcal en el que se estructuran nuestros países. La diversidad de visiones y la pluralidad del movimiento ha favorecido una perspectiva amplia de los desafíos para la construcción de la igualdad en nuestra región.

Las mujeres sindicalistas construyeron una crítica, frente a las políticas de ajuste fiscal y privatización en los años 1990, debido a las pésimas condiciones laborales a las que estaban sometidas: con extensas jornadas,  menos derechos, acoso y control, en especial en los sectores productivos internacionalizados de commodoties, como de frutas, flores y pescados. El impacto del neoliberalismo en la vida de las mujeres permitió una comprensión mayor de que las relaciones de género son ejes esenciales para profundizar el modelo de explotación. Es por este motivo que la presencia de las mujeres en los sindicatos, protagonizando la organización de la clase trabajadora, se revela estratégica para cambios estructurales.

Como consecuencia, las trabajadoras han estado al frente de campañas que abordan los ejes macroeconómicos: en contra del pago de la deuda externa de los países latino americanos, y en especial, enfrentando a los Tratados de Libre Comercio (TLC´s) y la formación del Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Con la participación y articulación regional de los sindicatos y movimientos populares fue posible una campaña continental contra el ALCA, resultando en una intensa movilización que culminó con la derrota de esta propuesta en el 2005.

Mujeres organizadas plantean las necesidades colectivas del cuidado

Las diferentes formas en que las mujeres se insertan en el mercado de trabajo, así como la demanda para su participación igualitaria en los espacios de definiciones políticas, sea en el ámbito del Estado, o en los sindicatos, promovió una amplia discusión sobre las necesidades colectivas del cuidado. De esta forma, las mujeres trabajadoras volvieron público el tema de las responsabilidades domésticas y reproductivas, estableciendo que se trata de una cuestión social y política.

Como parte de este proceso de finalizar las injusticias sociales y la exclusión en la región de las Américas, las trabajadoras organizadas en sindicatos impulsaron una amplia campaña por el reconocimiento de los derechos de las trabajadoras del hogar. La ratificación del Convenio 189 y la Recomendación 201 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) que trata del trabajo decente para las trabajadoras y los trabajadores domésticos, es reflejo de una fuerte capacidad de articulación internacional y lucha política de las trabajadoras. La victoria de las trabajadoras domésticas ha representado no solamente un reconocimiento social, sino también oportunidades para que los gobiernos formulen leyes de manera de garantizar el trabajo decente.  Actualmente, 18 países de América Latina han ratificado el Convenio 189, impactando de forma directa en normas y regulaciones por la región, lo que afecta a alrededor de 14,8 millones de trabajadoras domésticas[1].

Así también, resaltamos el logro obtenido con la adopción del Convenio 190 de la OIT sobre violencia y acoso en el mundo del trabajo, y su Recomendación 206. El cual ya ha sido ratificado en cuatro países de la región como fruto del trabajo y esfuerzo de las mujeres del movimiento sindical.

En el contexto de la pandemia del Covid-19, las mujeres estuvieron en los roles esenciales para el enfrentamiento de las crisis sanitarias, sea en los hospitales como profesionales de salud (médicas, enfermeras y auxiliares), y, sea en los hogares, garantizando los cuidados y la alimentación de niños, ancianos y enfermos. Sin embargo, hubo un incremento de las denuncias por la región de las Américas de la violación sistemática de los derechos de las trabajadoras domésticas: permanencia forzosa en el lugar de trabajo, jornadas intensivas, restricción de la locomoción, despidos injustificados. Tal realidad, revela la necesidad de seguir en alerta para garantizar la visibilidad del trabajo doméstico y los derechos de las trabajadoras.

Día Internacional de lucha de las Mujeres: seguir con organización y participación

Además de reafirmar que son las mujeres las que viabilizan el trabajo que sostiene la vida, el “Día Internacional de las Mujeres” nos permite ratificar que las mujeres seguirán participando y organizando un amplio enfrentamiento a los ataques a la democracia y a nuestros derechos.

La memoria de resistencia de las mujeres de las Américas en las dictaduras, nos unifica en los días actuales a la reivindicación por una verdadera democracia, en oposición a regímenes autoritarios y violentos, en defensa de la autodeterminación de los pueblos.  En ese sentido, se trata de una oportunidad más para denunciar la explotación del capitalismo y el control que nos impone el imperialismo, y exigir el fin de la precarización del trabajo de las mujeres y la violencia y la represión a los pueblos en la defensa de sus hogares y territorios. Por esta razón,  las mujeres siguen en movilización permanente, sea en las calles u otros espacios, y, especialmente, exigiendo un incremento de participación en los espacios de toma de decisiones.

El 08 de marzo es una fecha en la que las mujeres construimos propuestas para una transformación sistémica. Con participación y representación en la política, necesitamos  justicia social y el fin de la pobreza mediante un  enfoque popular, ecológico, feminista y anti-racista que nos guíe hacia una sociedad que coloque el trabajo y la vida en el centro.

[1] Fuente: El trabajo doméstico remunerado en América Latina y el Caribe, a 10 años del Convenio núm. 189. Lima: OIT, Oficina Regional para América Latina y el Caribe, 2021.

 

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