Juan Pablo Martínez: “Hoy uno de los principales desafíos de las organizaciones sindicales es poder representar la nueva realidad del mundo del trabajo”
En entrevista con la Organización Internacional del Trabajo, el asesor político de la Confederación Sindical de trabajadores y trabajadoras de las Américas, CSA, señaló que las y los trabajadores están atravesando grandes cambios vinculados con la transformación de los procesos productivos, lo que está teniendo un impacto directo en las condiciones de trabajo.

La entrevista completa está publicada en la página de la OIT:

https://www.ilo.org/santiago/publicaciones/reflexiones-trabajo/WCMS_901638/lang–es/index.htm

Santiago de Chile.- Ante los múltiples desafíos que plantea un mundo del trabajo en constante y rápida transformación, el asesor político de la Confederación Sindical de trabajadores y trabajadoras de las Américas (CSA), Juan Pablo Martínez, destaca la importancia del fortalecimiento y transformación de las organizaciones sindicales para poder incluir a todos los trabajadores.
Martínez, que participará como expositor en el Simposio que realizará la OIT este 15 y 16 de noviembre con motivo del 30º Aniversario del Informe Regional Panorama Laboral, conversó en una entrevista con la OIT sobre el mundo del trabajo en América Latina y el Caribe, las perspectivas del desempeño de las instituciones del trabajo en los próximos años y los desafíos que plantea para el sector sindical las trasformaciones que actualmente está experimentando el mundo del trabajo.

¿Qué destaca en especial en las últimas tres décadas de desempeño del mundo del trabajo en la región?

El desempeño del mundo del trabajo en nuestra región, en los últimos 30 años, ha estado caracterizado por la precariedad, la informalidad y la desigualdad. Si bien en algunos momentos ciertos países han transitado por coyunturas favorables, asociadas a los ciclos económicos y con políticas públicas de fomento del empleo decente y la protección social, América Latina y el Caribe ha sido una región donde predominan las situaciones de vulnerabilidad. La mayoría de la clase trabajadora no tiene acceso al trabajo decente, las brechas de género persisten e incluso se profundizan, las trabajadoras y los trabajadores afro no gozan de las mismas oportunidades, las y los jóvenes sufren en mayor medida el desempleo y la informalidad.
Precisamente el trabajo en condiciones de informalidad, entendido como la no afiliación a los sistemas de protección social, tiene una presencia muy extendida y profunda (superando el 50% en el promedio regional) y constituye una clara expresión del trabajo sin derechos.
Estos rasgos estructurales de nuestro “mundo de la producción y el trabajo” regional han tenido diferentes momentos. Algunos momentos de profundización o agravamiento generalizado, como en la década de los noventa y su proceso de liberalización y desregulación, o la reciente crisis originada en el COVID-19, que han colocado a gran parte de nuestras sociedades en situaciones de extrema vulnerabilidad.

América Latina y el Caribe ha sido una región donde predominan las situaciones de vulnerabilidad.»

Juan Pablo Martínez, CSA

En otros momentos, como fue la década de 2005 a 2015 aproximadamente, algunos procesos nacionales y subregionales han revertido o reducido algunas de estas precariedades, mejorando los niveles de ocupación y las remuneraciones, aumentando la formalización del trabajo y el acceso a la protección social, reduciendo las inequidades de género, revitalizando el diálogo social y la negociación colectiva.
En términos de cantidad de empleo, seguramente el mayor avance corresponde al aumento de la participación de las mujeres, contribuyendo con el crecimiento económico, el aumento de la productividad y la reducción de las desigualdades.
En términos de calidad del empleo, los avances han sido menos sólidos, aunque deben destacarse las mejoras en el trabajo doméstico y el trabajo rural en algunos de nuestros países, donde esos sectores de la clase trabajadora conquistaron derechos fundamentales y redujeron, al menos parcialmente, las brechas que los separaban de la masa de trabajadores/as, en especial de aquellos/as que se desempeñan en la formalidad.
La clase trabajadora está atravesando actualmente grandes cambios vinculados con la transformación de los procesos y las formas de organización del trabajo y la producción. Estas transformaciones están teniendo un impacto directo sobre las condiciones de trabajo en materia de modalidades de contratación, jornada laboral, remuneraciones, acceso a la salud y a la protección social.

¿Cuál cree que son las perspectivas del desempeño de las instituciones del trabajo en la región en los próximos años?

Las normas e instituciones de protección laboral deben aplicarse o deben intervenir siempre que exista relación de trabajo, entendiéndose por tal aquella que signifique la prestación de un trabajo personal para una persona física o jurídica con la contrapartida del pago de una retribución. Esta visión amplia e integral es fundamental para fortalecer las instituciones laborales de nuestra región en los próximos años.
En este marco, la CSA entiende que el principio protector de la persona trabajadora, en virtud de la desigualdad existente trabajador/a y empleador/a, debe estar como base de cualquier sistema laboral y reforma laboral. Asimismo, la no discriminación y la promoción de la igualdad deben ser principios transversales a todas las instituciones del trabajo.
En los lineamientos para un modelo de código del trabajo para América Latina y el Caribe, la CSA destaca los siguientes aspectos para un mejor desempeño de las instituciones del trabajo en la región en los próximos años:

  • Protección del salario, tal como establece el Convenio 95 de la OIT;
  • Salario mínimo determinado en contextos de negociación colectiva y que garantice la satisfacción de las necesidades del trabajador/a y su familia;
  • Reforzar los mecanismos de limitación de la duración de la jornada de trabajo, sobre la base de los principios de razonabilidad, compatibilización del trabajo con la vida privada y la consideración de que el trabajo no debe ser entendido como una mercancía;
  • Garantizar la salud y seguridad en el trabajo, dentro del marco del acceso a la protección social;
  • Fortalecimiento y crecimiento de las inspecciones del trabajo, como una herramienta clave para controlar las relaciones de trabajo, las condiciones de trabajo, la salud y seguridad, la seguridad social y el salario;
  • Garantizar la libertad sindical y el derecho a huelga es hoy nuevamente una dimensión clave de la institucionalidad laboral que se encuentra amenazada, su defensa es clave para nuestras democracias y para el bienestar de la clase trabajadora;
  • Ampliar y fortalecer la negociación colectiva, como derecho fundamental y como instrumento privilegiado para la conquista y la defensa de los derechos individuales y colectivas de las trabajadoras y los trabajadores.

El fortalecimiento y la modernización de las relaciones de trabajo, desde un enfoque de derechos, está asociado a garantizar que cada trabajadora y trabajador pueda acceder a un contrato colectivo negociado por un sindicato que lo represente. Para alcanzarlo, necesitamos, desarrollar estrategias integrales en el marco de la agenda del trabajo decente y del cumplimiento de las normas fundamentales de la OIT. Asimismo, necesitamos avanzar en el concepto político de los sindicatos de representación de trabajadores/as por empresas o categorías profesionales, hacia la representación de clase en los sectores y cadenas productivas, incluyendo a todos y todas que están en las diferentes áreas de actividad económica, en condiciones formales o de informalidad, sectores público y privado, del medio rural y de la ciudad.
Para la CSA y sus organizaciones afiliadas será una tarea central del periodo el impulso de estrategias de organización y afiliación de trabajadoras y trabajadores actualmente excluidos de los sindicatos por diferentes situaciones.

Es necesario avanzar en sindicatos y organizaciones más amplias, con nuevos espacios y diferentes formas para la participación»

Juan Pablo Martínez, CSA

En este proceso de fortalecimiento y transformación de las organizaciones sindicales es prioridad la integración y participación de todas las trabajadoras y todos los trabajadores, en su diversidad y pluralidad. Es necesario avanzar en sindicatos y organizaciones más amplias, con nuevos espacios y diferentes formas para la participación. El enorme desafío que implica este proceso es crecer y fortalecer los sindicatos incorporando a quienes se encuentran en situaciones de mayor precariedad, producto de las condiciones que imponen las grandes empresas y el sistema económico dominante.

¿Qué desafíos plantea para el mundo del trabajo la necesidad de acelerar el desempeño de la productividad y la adopción de nuevas tecnologías en la región?

Un rasgo clave de las actuales transformaciones a nivel global es la ocurrencia de profundos cambios tecnológicos que impactan en los procesos y condiciones del trabajo, en la organización de la producción y en los modos de vida de nuestras sociedades.
Sin embargo, las tecnologías nunca fueron el problema de la clase trabajadora. El problema siempre ha sido las formas y las normas (sociales, políticas, económicas) con las que el capital ha determinado su uso y sus impactos. En la actualidad no es diferente. La novedad que ahora se presenta es la transformación imaginaria del trabajador/a precarizado/a en un supuesto “emprendedor/a”.
El debate sobre el trabajo del futuro es profundamente político y con consecuencias en el diseño de la sociedad futura, no podemos dejar librado al accionar del mercado su configuración. La digitalización, la automatización, la inteligencia artificial, entre otras innovaciones asociadas, afectan profundamente al conjunto de la clase trabajadora. Tal como están planteadas, vienen a reforzar sesgos clasistas y raciales preexistentes, como también las tendencias a la precarización y al deterioro de las condiciones de vida y trabajo. El modelo de negocios que traen como novedad las plataformas digitales (y sus gigantes transnacionales) perfecciona los instrumentos de las empresas para obtener mayores beneficios y evadir sus responsabilidades fiscales y como empleadores. Este modelo hoy nos propone una nueva precarización, un empleo sin protección social, sin salario mínimo ni negociación colectiva, sin jornada laboral definida, sin sindicato.

El debate sobre el trabajo del futuro es profundamente político y con consecuencias en el diseño de la sociedad futura, no podemos dejar librado al accionar del mercado su configuración.

Juan Pablo Martínez, CSA

Uno de los principales desafíos de las organizaciones sindicales es representar a esta nueva realidad del mundo del trabajo. Son necesarias estrategias de organización que permitan al mismo tiempo atravesar las fracturas y fragmentación impuestas por el mercado laboral, interpelar a las nuevas subjetividades y colectivos laborales, y garantizar derechos para todas las trabajadoras y todos los trabajadores.
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Juan Pablo Martínez es Licenciado en Economía por la Universidad de la República Oriental de Uruguay.
Desde 2020 integra la Asesoría Política de la Confederación Sindical de trabajadores y trabajadoras de las Américas (CSA), donde coordina el Observatorio Laboral de las Américas y es responsable de la temática de cadenas globales de producción y empresas transnacionales.

Más información:

Informaciones, texto, entrevista e imágenes: OIT.

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