En la era de la Revolución Tecnológica, en lugar de un horizonte con oportunidades, las Juventudes de las Américas encontramos las mayores asimetrías y los mayores retos para tener la certeza de un proyecto de vida, la robotización y el uso de algoritmos, además de los efectos del cambio climático, nos enfrenta a una difícil situación. A esto hay que añadir, el deterioro de nuestras democracias, sumando el incremento de la violencia; cada vez más regiones en el Continente, hacen de la juventud, un foco de reclutamiento para las pandillas, llevando a un gran número a migrar, formando parte de las caravanas que se dirigen hacia el norte, sin importar los riesgos de perder sus vidas.

El año 2019, es para la mayoría de los y las jóvenes poco alentador y lleno de incertidumbres, según el panorama laboral 2018 de la OIT, el desempleo juvenil (19,6%) triplica al de los adultos y uno de cada cinco jóvenes en la región busca trabajo y no lo encuentra.

Los Estados y sus Gobiernos han sido cooptados por las élites económicas, apadrinados por el resurgimiento de tendencias que rozan el fascismo, promoviendo nacionalismos extremos con un conservadurismo moral y social hostigante contra los derechos adquiridos y contra grupos especialmente vulnerables, mujeres, jóvenes, personas LGTBIQ y contra sindicalistas.

Ante esta realidad las personas jóvenes estamos conscientes de la fuerte crisis, sin embargo no dejamos de aspirar a una democracia que además de promover los derechos electorales, también garantice la libertad de Sindical, libertad de expresión, fortaleza institucional con clara división de poderes y procesos de rendición de cuentas, para lograr el bien común, mediante políticas públicas que erradiquen la pobreza y la desigualdad , que favorezca la generación de Trabajo Decente desde el principio del Dialogo Social y respeto a la Negociación Colectiva.

La CSA, así como otros organismos internacionales, concuerdan que existe un descontento y ausencia de participación de la ciudadanía en la toma de decisiones de nuestros Estados.

Es por eso que hoy más que nunca, las Juventudes Trabajadoras de las Américas que creemos en el poder de los sindicatos para cambiar el rumbo de nuestra sociedad, defendemos la organización de la clase trabajadora, para asegurar la democracia y exhortamos a las mujeres y hombres jóvenes de nuestra región a vincularse de los procesos políticos que fortalezcan la libertad sindical, la justicia social y el fortalecimiento de nuestras democracias. Por ello, las Juventudes sindicalistas, trabajamos por un movimiento proactivo, creativo, democrático y participativo, que evoluciona con el presente, que se prepara para el futuro y que desarrolla estrategias claras y vanguardistas para representar a todos los grupos de trabajadores y trabajadoras, como nosotr@s, las mujeres, los pueblos originarios, afrodescendientes, campesin@s y colectivos LGTBIQ+, entre otros.

El sindicalismo con el que las nuevas generaciones nos comprometemos, es el que fortalece una Acción Sindical por un futuro del trabajo en condiciones decentes, libre de violencia patriarcal, acoso en cualquiera de sus formas, respeto a la diversidad y que por medio de la movilización garantice el derecho a no migrar y asegure la transformación de la estructura productiva promoviendo el desarrollo sustentable.

En este mes de agosto, las Juventudes Sindicalistas de las Américas afiliados a la CSA, reivindicamos:

¡¡¡Nosotr@s también somos parte del cambio!!!

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